lunes, 5 de octubre de 2015

LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR PARTE 1

LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR PARTE 1
Por: Maurice Nicoll

Ahora hemos de pensar acerca de la extraña idea de que se siembra a los hombres de diferentes modos en la tierra.

Hemos de pensar a la luz de lo que dice la parábola según Mateo.

Citaré una vez más la primera parte:
                                     
He aquí, el que sembraba salió a sembrar.

Y sembrando, parte de la simiente cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.

Tras haber contestado la pregunta que le hicieron los discípulos de por qué hablaba en parábolas, y tras haberles dicho que a -ellos les era concedido saber los misterios del reino de los cielos, Jesús agrega:

Oíd, pues, vosotros la parábola del que siembra.

Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón; este es el que fue sembrado junto al camino.

La última frase es muy extraña: 'este es el que fue sembrado junto al camino.'

Extraña, porque significa que al hombre se le siembra de diferentes maneras en el mundo.

Es decir, no todos tienen la misma oportunidad de entender lo esotérico.

Ya Jesús ha dicho que la multitud, las gentes, no pueden saber de los misterios del reino de los cielos, pero que sí pueden saberlo los discípulos.

Les ha dicho: 'Mas bienaventurados vuestros ojos porque ven; y vuestros oídos
porque oyen', (V. 16).

Esto, por cierto, no se refiere ni a ojos ni a oídos materiales, no se refiere a los órganos de los sentidos.

Los ojos significan la percepción interna, y los oídos, capacidad para percibir con las emociones.

La mente es lo único que puede reconocer la verdad de una cosa, y las emociones pueden medir su valor y bondad.

Pero en su propia interpretación de esta parábola Jesús destaca la idea de que sólo unos cuantos entre muchos pueden captar y seguir su enseñanza.

Y define clases o categorías de gentes.

La primera es aquella que oye la palabra (la enseñanza de las ideas esotéricas, la idea del hombre consciente y la de la propia evolución hacia el estado que se llama el reino de los cielos y que es el círculo consciente de la Humanidad) y
que no entiende nada.

Lleva ojos y oídos abiertos a la vida, a las cosas de los sentidos.

O sea que intelectual y emocionalmente sólo saben del mundo.

Pero no tienen la culpa de ser así.

Se dice que éstos son los sembrados junto al camino.

Yacen por entero en la vida.

Como lo dice la enseñanza de Sócrates, estos hombres están pegados a los sentidos.

Las ideas que van más allá de los sentidos les están vedadas porque sólo pueden pensar natural, literalmente, en términos de las cosas.

Este es un hecho que se acentúa mucho en el lenguaje de las parábolas que estamos estudiando.

La versión de Lucas (VIII, 5) dice: "Uno que sembraba salió a sembrar sus simientes; y sembrando, una parte cayó junto al camino y fue hollada, y las aves del cielo la comieron."

Ha de notarse que esta versión agrega una frase a la que se da en Mateo; una parte cayó junto al camino 'y fue hollada'.

¿Qué es esto de hollar?

Se huella con la planta del pie.

El hombre toca el mundo material, el que registran sus sentidos, con la planta del pie.

Y en el lenguaje de las parábolas esto significa el nivel más literal, natural, externo y sensual de la mente humana.

Se refiere a la mente que piensa apoyándose en lo externo.

EL RITO DEL LAVADO DE PIES:

El rito del lavado de pies significa haber lavado la mente, haberla librado de las taladas de los sentidos, de lo aparente.

En Juan (XIII, 17), tras haberles lavado los pies, Jesús dice a sus discípulos: 'Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.

Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

De cierto, de cierto os digo: el siervo no es más que su señor, ni el apóstol es mayor que el que le envió.

Si sabéis estas cosas bienaventurados seréis, si las hiciereis.'

Pero si el hombre no piensa ni entiende sino lo que le muestran los sentidos, no puede lavar su mente natural.

Todavía no puede pensar ni entender lo que tratan las ideas esotéricas.

Es necesario tener presente en todo momento que el esoterismo comienza partiendo de algo que los sentidos externos no muestran.

Proviene de lo invisible en uno mismo.

No empieza con la observación del mundo exterior, sino con la observación de sí mismo, con el mundo invisible que cada cual lleva en sí.

Creo que os haría mucho bien procurar daros cuenta de lo que aquí se quiere decir con que la propia observación no es asunto de los ojos físicos, ni del oído físico, ni algo que se ha de palpar.

Es un asunto interno, que dista mucho de los sentidos.

Cuando Cristo dijo (Lucas, XVII-20): 'El reino de Dios no vendrá con advertencia', se refirió a que no es cosa de los sentidos, no es algo que podamos advertir por fuera, sino algo interno, un estado de evolución interior por sobre nosotros, o por encima de nosotros, y en nosotros, en la escala vertical del posible conocimiento del ser.

Esta escala comienza con la propia observación a la luz de las ideas de la enseñanza esotérica.

Entonces se empieza a entender por qué, siendo uno tal cual es, el reino de los cielos es inalcanzable y se necesita un largo período de trabajo en sí mismo antes de poder siquiera soñar con semejante logro.

¡Cuan lejos estamos del Reino de los Cielos! Pero ¡cuan maravilloso es comenzar a ver el camino que hacia él conduce!

Y esto es lo que las ideas esotéricas pueden mostrar a quien las busque y atesore.

Cosa maravillosa es comprender que la bondad maquinal no puede conducir sino a la maldad maquinal.

Y también es maravilloso darse cuenta de lo que significa luchar contra la propia maquinalidad.

Volvamos a la idea de la palabra "Hollar".

Si interpretamos los pies como el nivel natural y literal del hombre, lo que toca la tierra, podremos advertir el significado de "junto al camino".

La semilla que cae junto al camino es hollada.

¿Qué significa esto de estar "junto al camino"?

En un sentido psicológico significa aquel punto en que la vida trafica en nosotros con todos los pensamientos maquinales.

Es todo el aspecto maquinal del ser vuelto hacia la vida, hacia los sentidos.

Es imposible que esta parte maquinal, esta parte que obra maquinalmente apoyada en cosas de la vida, comprenda las ideas esotéricas.

Si tales ideas caen en la parte maquinal, caen "junto al camino".

O sea en un lugar incierto, tal vez muy útil para vivir, pero del todo inútil para el propio desarrollo.

Debemos recordar que el hombre ha de ser capaz de pensar en varias y diferentes categorías.

Tiene que pensar en los asuntos de su propia vida.

Tiene que pensar también en las ideas esotéricas.

Pero no debe pensar en sus asuntos y en las ideas esotéricas en la misma categoría, como si fuesen iguales.

Debe aprender a conocer y a advertir que son de diferente calidad.

Y si no puede captar esta diferencia es porque carece de centro magnético.

El esoterismo trata acerca de la vida en el mundo, pero no es del mundo.

Su fuente no está en la vida del mundo.

Si lo estuviese podría sacaros del mundo, elevaros por encima de la maquinalidad.

¿Cómo podrá lo del mundo elevaros sobre el mundo?

El esoterismo es una soga, por encima de la vida del mundo.

Y el centro magnético en el hombre significa el poder de distinguir entre las influencias que se originan en la vida y las que tienen
su origen en los hombres conscientes, que están fuera del mundo.

Por ejemplo, el hombre ha de saber distinguir las noticias deportivas, las noticias de la guerra, etc., y las ideas esotéricas.

No debe permitir que se contradigan o se destruyan entre sí.

Si carecéis del sentido de escala —y el sentido de escala es un modo de tener centro magnético—, entonces todo os parecerá contradictorio por la sencilla razón de que no habéis puesto las cosas en su debido lugar, a su nivel debido, sino que las habéis mezclado todas en el mismo plano.

Es decir, no sentís el brazo vertical de la señal de la cruz que representa distintos niveles y categorías diferentes, superiores e inferiores, más conciencia o más maquinalidad.

Y recordad que si queréis morar en planos más conscientes en vosotros mismos, sólo podéis llegar a ellos, primero, mediante la atención dirigida.

Todo el propósito del esoterismo es haceros, antes que nada, más conscientes, más avisados de lo que pensáis, sentís y hacéis.

El objeto es hacernos vivir en los aspectos más conscientes de nuestro ser y que en la mayoría de las gentes son como las habitaciones desocupadas de una casa.

La propia observación es un acto de atención interior.

El propósito esotérico consiste en elevarnos en la línea vertical del ser.

Por consiguiente, el centro magnético es lo que proporciona al hombre su primer sentimiento de lo alto y bajo de las cosas, de lo íntimo y de lo externo.

Y le relaciona con la idea de la escala vertical de todo, aunque al comienzo esto sea vago.

Pues lo vertical es lo interno, y lo elevado en la escala vertical es lo íntimo del hombre.

Viene a ser como una máquina que asciende o desciende.

Quien posee un centro magnético no solamente captará lo literal y lo natural, sino que también captará el significado de lo que yace sobre el nivel literal o natural.

Esto es, logrará entender el significado interior, aparte del exterior.

Tal es el punto de partida en la evolución humana.

El hombre que no posee esta máquina es uno de los sembrados en el mundo y que oyendo las ideas esotéricas no saca ningún provecho de ellas.

Notad entonces que la primera categoría o clase de gentes a que se refiere la parábola es la que carece de centro magnético.

Se dice muy expresamente que fueron sembrados "junto al camino".

La versión de Lucas lo expresa más vigorosamente.

Presenta a Cristo diciendo de ellos: "La simiente es la palabra de Dios.

Y los de junto al camino, éstos son los que oyen y luego viene el diablo y quita la palabra de su corazón, para que no crean y se salven."

Tomad nota de la frase: "para que no crean y se salven." ¿Qué significa esto? Que no todos pueden ser salvos.

La "palabra de Dios" es la enseñanza esotérica.

O sea la enseñanza que trata de los medios de la propia evolución, de aquello en lo que uno ha de pensar para evolucionar en sí mismo hasta aquel grado o nivel de ser consciente que se llama el Reino de los Cielos.

A esta altura se hace necesario captar el sentido de una analogía.

Hay un antiquísimo aforismo hermético:

"Como arriba, así es abajo."

Esto significa que todas las cosas llevan el sello de las leyes que rigen el universo creado.

Lo que se da en gran escala también se da en pequeña escala.

Como arriba, así es abajo.

También hay una analogía en el cuerpo humano.

En sí mismo, el cuerpo humano representa la idea del hombre consciente y del hombre maquinal.

Con relación al resto del cuerpo, las células cerebrales, tan ocultas y aisladas, representan el círculo de las células conscientes con relación al resto del cuerpo.

Comparadas con otras células, las cerebrales son inmortales.

Si todas las células tratasen de ser cerebrales, o sea si tratasen de evolucionar hasta alcanzar ese nivel, el cuerpo se destrozaría.

Dejaría de ser un cuerpo, cesaría de funcionar como tal.

Pero de entre los miles de millones de células que hay en el cuerpo, pueden huir unas cuantas sin desorganizar nada.

Lo mismo ocurre con respecto a la vida de la Naturaleza, que es un gran cuerpo.

Hay ciertas células, y éstas son seres humanos, capaces de huir de sus leyes sin perturbar sus funciones generales ni su propósito.

Si se pondera esto, puede captarse lo que significa.

Pero aquí es menester añadir algo: el número de los que en determinado momento pueden huir de su servidumbre a la naturaleza es superior a los que tratan de hacerlo.

Este pensamiento ayuda a entender la situación.

De otro modo las gentes, en cuanto se enteran de esta explicación y no tratan de ver lo que significa, piensan que no es justo.

Y bien sé que algunos de vosotros ya pensáis más o menos así:

'Esta cita de Lucas dice que viene el diablo y se lleva la semilla para que no crean y se salven.

Parecería que una fuerza maligna impidiese despertar a las gentes.

Esto me suena a injusticia, etc. ...

Procuraré daros una respuesta.

La versión de Mateo llama 'el malo' a lo que la de Lucas 'el diablo'; y en la parábola se dice que son las aves quienes se comen la semilla.

Como ya lo hemos visto, estas aves representan pensamientos errados, pensamientos defectuosos o, sencillamente, una mala manera de pensar.

Si un hombre piensa erradamente, ¿cómo podría entender la enseñanza esotérica?

El diablo es él mismo.

Él es el malo.

Cambiemos la idea del diablo o del malo por la idea de maquinalidad.

Si el hombre piensa maquinalmente no puede captar las ideas esotéricas.

En el aspecto maquinal del hombre, las aves devoran las semillas, las destruyen.

Todo estriba en mantener lo esotérico fuera del alcance de los pensamientos maquinales.

Todo consiste en valorizarlo, en hacerlo sagrado, o sea en atesorarlo como algo muy especial, muy santo.

Este es el significado de la palabra "santificar".

De otro modo cae donde no debería caer, las aves lo devoran o bien alguien lo huella, lo pisotea.

Pero entendamos que este hollar ocurre en nuestra propia mente.

Es preciso pensar conscientemente acerca de lo esotérico, ser consciente cuando se piensa en ello.

No se puede pensar en lo esotérico todo el tiempo, permanentemente, sobre todo al comienzo; pero de ninguna manera se ha de pensar maquinal, negativamente, etc.

Sin embargo, en el hombre existen ciertas fuerzas que le sujetan a sus hábitos, a su maquinalidad.

Se le prenden, se prenden a su humanidad y le retienen haciéndole obrar, decir y pensar las mismas cosas, una y otra vez.

Como una ronda.

Esta es la razón por la que es indispensable que las ideas esotéricas sean más fuertes, más poderosas que las del mundo.

El hombre ha de hacerlas más fuertes en sí mismo.

De otro modo, la presión del mundo, de lo maquinal lo retendrá en un nivel literal, natural, apoyado en los sentidos, de modo que oyéndolas, rechazará las ideas esotéricas y pensará mal de ellas; sospechará de las ideas esotéricas, se hará ciego y sordo, etc.

Intentad hablar con otros acerca del esoterismo y pronto veréis cómo las aves devoran la simiente.

Y si sois tan románticos que pensáis que las gentes son incapaces de pensar mal y que jamás lo hacen, solamente os diré que aún no os habéis observado a vosotros mismos con sinceridad, ni os habéis dado plena cuenta de lo que vosotros mismos sois capaces de hacer.

Maurice Nicoll



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