Por: Maurice Nicoll
Simón Pedro es uno de
los pocos discípulos acerca de quien se habla más o menos detalladamente en los
Evangelios.
Su carácter se
destaca con bastante claridad, aún cuando el hecho no sobresale mucho a menos
que se comprenda todo el sentido interior de lo que se dice acerca de él.
Y para esto es
preciso tener alguna comprensión del lenguaje de las parábolas.
PESCADORES DE HOMBRES
"Y pasando junto a la mar de Galilea, vio a
Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en la mar porque eran pescadores. Y les
dijo Jesús: «Venid en pos de mí y haré que seáis pescadores de hombres». Y
luego, dejadas sus redes, le siguieron." (Mar. I, 16-18.)
Más
adelante hablaremos acerca de esta extraña frase: "pescadores de
hombres".
Pero
por ahora podemos mencionar que en el Evangelio de Lucas se destaca con mayor
énfasis la profecía de que ellos, los discípulos, devendrán "pescadores de
hombres".
En
él se relata que después que hubieron trabajado toda la noche sin pescar nada,
Cristo indicó a Simón que lanzara las redes y que luego, "habiéndolo
hecho, encerraron gran multitud de pescado que su red se rompía".
Y
Jesús expresó a Simón:
"No
temas, desde ahora pescarás hombres".
LOS
PECES Y EL HOMBRE
Claro
es que existe cierta analogía entre los peces y el hombre según el lenguaje que
se utiliza en este incidente.
El
acontecimiento que sigue lo registra el Evangelio de Marcos.
Es
aquel que informa que Jesús curó a la suegra de Simón.
Este
incidente, quizá demasiado pueril a primera vista, tiene otro significado:
"Y la suegra de Simón estaba acostada con
calentura; y le hablaron luego de ella.
Entonces llegando él la tomó de la mano y la
levantó; y luego la dejó la calentura y les servía." (Marc. I, 30-31.)
Todo
cuanto se registra en el compacto relato acerca de las enseñanzas de Cristo
tiene un significado especial.
No
hay una sola frase, una sola palabra en los Evangelios que no encierre un
significado que va muchísimo más allá del sentido literal.
Tomemos
nota de que Cristo "la levantó" porque ella estaba "acostada",
y que luego ella "les servía".
Esto
tiene su propio sentido.
Según
el lenguaje de los Evangelios, "estar acostado" quiere decir estar
mentalmente dormido, y "levantarse" significa comenzar a despertar en
la mente.
Hasta
podemos adivinar la clase de "calentura" que tenia la suegra de Simón
Pedro, la clase de fiebre, y qué es lo que significa haber sido curada y haber
aceptado la enseñanza de Cristo.
Pero
este incidente tiene un significado más profundo.
Y
esta significación nada tiene que ver con la suegra de Simón Pedro.
Pues
madre, padre, suegro, suegra, esposo, esposa, hermanos, hermanas, etc., todo
esto hay que entenderlo psicológicamente.
Según
el antiguo lenguaje de las parábolas, denotan distintos aspectos del hombre,
diferentes afectos, varias relaciones que existen en uno mismo hacia uno mismo, distintos niveles de ser.
De
la misma manera, un niño recién nacido, o una criatura, bien pueden significar
en el lenguaje de las parábolas el comienzo de algo nuevo y sumamente precioso
en el hombre, tal como una nueva comprensión, un nuevo sentimiento, una
diferente manera de pensar; algo que recién comienza, que es preciso cuidar
con esmero, protegiéndolo contra cualquier herida, contra cualquier ofensa.
Es
menester recordar que el lenguaje de las parábolas se basa sobre hechos
sensibles, sobre cosas físicas, sobre cosas naturales y perceptibles por medio
de los sentidos; pero su verdadero significado está mucho más allá de los
objetos y de las cosas que sólo se mencionan como una manera para representar el sentido psicológico, o
sea, el sentido que está por encima del nivel literal, del nivel físico.
En
Marcos se relata que cuando los doce discípulos fueron nombrados por Jesús,
"a Simón llamó Pedro".
PEDRO
En
griego, Pedro significa πετρος,
una roca, o una piedra.
En
el Evangelio de Mateo se describe más acabadamente el nombramiento de Pedro.
Este
ha reconocido a Cristo como "el hijo del Dios vivo".
Y
Cristo le dice:
"Más yo también te digo que tu eres Pedro, y sobre
esta Piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que
ligares en la Tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la
Tierra será desatado en los cielos." (Mat.
XVI, 18-19.)
LAS
LLAVES DEL CIELO
La
promesa de dar a Pedro las llaves del Cielo significa el poder de entender la
enseñanza de Cristo, la enseñanza que Cristo está dando a la humanidad en la
Tierra, las lecciones acerca de una posible evolución íntima.
Esta
es la evolución del hombre hacia un estado interior que se llama cielo; y se le llama así para
diferenciarlo de la Tierra.
ROCA
O PIEDRA
Pero
de momento su conocimiento es puramente intelectual, pues roca o piedra se refieren sólo al saber, al conocimiento de la Verdad
que enseñó Cristo.
Pedro
está capacitado mentalmente, pero por ahora su creencia en Cristo es por medio de Cristo y no en sí mismo.
En
este sentido se le puede comparar a la segunda categoría de la parábola de El
Sembrador, que "sembró en la roca".
Esta
es la manera como se describe a quien recibe el Verbo del reino, que es la
enseñanza acerca de una posible evolución interior del hombre; y la acoge con
entusiasmo, pero no tiene raíces en sí
mismo, de modo que cuando llegan los períodos de tribulación, tropieza.
Recibe
el Verbo intelectualmente y
ésta es la razón de que se haga semejante referencia a la roca.
Lo
acoge como conocimiento y nada más.
También
se describe esto en el hecho de que cuando miró a Cristo camino de la
crucifixión, lo negó.
Porque
Pedro veía a Cristo como a un rey que establecería un reino en la Tierra.
Los
evangelios siempre presentan a Pedro como un ser violento, apasionado, sin
desarrollo alguno en sus emociones.
No
contaba con ninguna comprensión emocional, aún cuando en apariencia tenía
cierta captación intelectual de la enseñanza.
Hay
que ver a Pedro como a un ser colérico, entusiasta, que escuchaba con gran
atención todo cuanto Cristo enseñaba a sus discípulos en privado, recordando
muy bien todo cuanto decía, pero impaciente con los demás.
Su
naturaleza emocional estaba fuertemente sujeta a la persona visible de Cristo.
De
sí mismo pensaba que era capaz de una lealtad a toda prueba hacia la persona de
Cristo.
Captó
la enseñanza en cierto nivel, pero no pudo verla tan profundamente como tal vez
la observaron los otros.
Era
presuroso, veloz, de un brillante intelecto, violento, lleno de amor propio.
Pedro
era un hombre a quien Cristo reconoció como un ser capaz de poder, algún día,
captar la enseñanza para si mismo,
pero sólo después de grandes sufrimientos.
Lo
vio como un hombre que de momento no tenía raíces en sí mismo, pero capaz de arraigarse a profundidad
cuando hubiera recibido todos las sacudidas que necesitaba su naturaleza.
El
golpe de la crucifixión fue el más fuerte de todos los que recibió Pedro.
De
una manera general, también fue el más fuerte golpe que padecieron todos los
discípulos.
Es
necesario hacer un esfuerzo y poder imaginar lo que estos hombres sintieron al
ver cómo se conducía a Cristo a sufrir la muerte más degradante de ese tiempo,
la muerte que sólo se daba a los criminales.
¡Cuántos
de los seguidores de Cristo deben haber sentido entonces que no podía haber
Verdad alguna, ni significado alguno en la enseñanza que habían oído, si tal
era la suerte que corría El Maestro!
En
vista de que Pedro no podía valorizar la enseñanza aparte de la persona del Maestro, porque no tenía raíces en sí mismo y
dependía exteriormente.
Cristo
mismo le advirtió de esta incapacidad, la incapacidad de obtener la enseñanza
aparte del Maestro.
Y
esto se registra en el momento en que Cristo anuncia su muerte:
ESCÁNDALO
"Desde aquel tiempo comenzó Jesús a declarar a
sus discípulos que le convenía ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos y
de los príncipes y de los sacerdotes y de los escribas, y ser muerto y
resucitar al tercer día. Y Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderle,
diciendo: «Señor, ten compasión de ti: en ninguna manera esto te acontezca».
Entonces él, volviéndose dijo a Pedro:
«Quítate de delante de mi, Satanás; me eres
escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los
hombres»." (Mat.
XVI, 21-23.)
Y
es preciso comprender que todos estos incidentes relativos a Pedro tienen un
significado de acuerdo a la clase de hombre que él era.
En
cierta forma, era como Nicodemo, quien únicamente podía creer por medio de los
milagros visibles.
Y
a Nicodemo fue a quien Jesús le dijo que todo estribaba en nacer de nuevo internamente y no en base a cosas que
sólo conciernen a la evidencia que procuran los sentidos.
Verdad
es que Pedro estaba hecho de una pasta mejor que la de Nicodemo, pero Jesús le
dice expresamente que le falta fe.
Le
dice:
"Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido
para zarandaros como a trigo; más yo he rogado por ti, que tu fe no falte: y
tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Y él le dijo: «Señor, pronto estoy
a ir contigo aún a cárcel y a muertes». Y él dijo: «Pedro, te digo que, el
gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces»." (Luc. XXXII, 31-34.)
Este
incidente se relata de una manera distinta en el Evangelio de Juan:
"Dícele Simón Pedro:
«Señor, ¿a dónde vas?» Respondióle Jesús: «Donde yo
voy no me puedes ahora seguir; más me seguirás después». Dicele Pedro: «Señor,
¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi alma pondré por ti». Respondióle Jesús:
«Tu alma pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: no cantará el gallo sin
que me hayas negado tres veces»." (Juan
XIII, 36-38.)
MÁS
ME SEGUIRÁS DESPUÉS
En
este pasaje Cristo pronostica el cambio que habrá en Pedro, cuando dice:
"más me seguirás después".
EL
GALLO
El
gallo significa un despertar, y tres
veces significa una negación completa, total, extrema.
Y
es que Pedro no podía despertar hasta que sus sentimientos acerca de Cristo
hubiesen sido destruídos.
Cuando
se dio cuenta del modo tan absoluto y extremo en que podía negar a Cristo,
entonces recién despertó.
Cantó
el gallo.
En
Lucas se dice que Pedro "lloró amargamente" cuando cantó el gallo, y
que Cristo se volvió y le "miró".
Lloró
porque en ese momento le llegó la enseñanza en su forma emocional.
Se
vio a sí mismo a la luz del conocimiento que se le había proporcionado.
Vio
la distancia que mediaba entre lo que sabía y lo que era.
Y
en lugar de solamente saber, comenzó a entender.
Pero antes
que sucediese esto, Pedro únicamente creía a través de Cristo, por medio de
Cristo.
Y
en tanto que el hombre crea por medio de otro hombre no tiene fe, pues cree a través de los
sentidos y no de su comprensión interior; o sea, que no tiene raíces en sí mismo.
Si
las cosas van mal, deja de creer.
Y
un hombre que solamente cree de la manera como lo hacía Pedro, antes que haya
comenzado su regeneración emocional, lo único que puede hacer es evitar que
los demás crean.
El
creer de una manera apasionada y violenta en alguna otra persona evita que los
demás comprendan.
Semejante
persona utiliza su Verdad, su propio conocimiento de la Verdad y la utiliza con
violencia; así corta la comprensión de otras personas.
Esto
sucede porque su estado emocional es un estado incorrecto, inapropiado, pues
únicamente tiene la Verdad y el conocimiento.
Es
partidista.
No
tiene paciencia.
LA
OREJA
Este
es uno de los significados del incidente en el que Pedro corta la oreja del
soldado del gran sacerdote:
"Entonces Simón Pedro, que tenía espada,
sacóla e hirió al siervo del pontífice y le cortó la oreja derecha.
Y el siervo se llamaba Mateo.
Jesús entonces dijo a Pedro: «Mete tu espada en la
vaina: el vaso que el Padre me ha dado ¿no lo tengo que beber?»" (Juan XVIII, 10-11.)
En
otro de los Evangelios se dice que Cristo tocó la oreja a Mateo y lo curó (Luc.
XXII, 51).
Espada
significa la Verdad combativa, y la oreja siempre se utiliza como símbolo de la
comprensión emocional, como en el caso de "Bienaventurados los que tienen
oídos para oír", etc.
EL
PODER DE ENTENDER EMOCIONALMENTE
O
sea que oídos, u oreja, quieren
decir, en un sentido psicológico, el poder de entender emocionalmente.
Jesús
refutó a Pedro y le dijo que guardase su espada, y curó la oreja del siervo.
Todo
esto tiene un significado totalmente distinto de aquel que proporcionan los
sentidos, y a fin de poder entender estas cosas es preciso que uno se aleje por
completo de la narrativa histórica y del desarrollo de los hechos según la
descripción.
La
descripción histórica tiene como objetivo el ofrecer un medio para representar
el significado psicológico.
Pero
durante mucho tiempo es difícil apartarse de la mente literal, de la mente
natural, con relación a esos asuntos, y abrirse a un nivel superior de
entendimiento.
Pedro
es un hombre que tiene conocimientos, pero es un ser violento; en este sentido
representa la clase de hombre que recibe una enseñanza de la Verdad acerca de
la posible evolución interior del hombre y la recibe únicamente como
conocimiento, y piensa partiendo de su lógica.
Y
nada hay más falto de misericordia que la lógica de la Verdad escueta.
Todas
las persecuciones que han realizado las iglesias siempre partieron de la Verdad escueta debido a la disputa
sobre algún detalle, y se realizaron sin misericordia alguna.
Cuando
una persona piensa lógicamente, no tiene misericordia, pues no tiene ninguna
comprensión.
Es
un hombre dogmático.
En
asuntos científicos es el hombre que utiliza el conocimiento para asesinar.
Sin
embargo, hay que recordar que Cristo enseñó que el amor a Dios y al prójimo es
la formulación total de su enseñanza.
Dijo:
"Amarás al Señor tu Dios de todo corazón y de
toda tu alma y de toda tu mente.
Este es el primero y el grande mandamiento.
Y el segundo es semejante a éste: amaras a tu
prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los
profetas." (Mat.
XXII, 37-40.)
EL
PERDÓN
Pedro
no podía perdonar porque era un hombre de conocimiento únicamente.
Todavía
no había despertado a lo emocional.
El
perdón viene como consecuencia del desarrollo emocional.
Sólo
cuando hemos logrado éste nos es posible perdonar las deudas de nuestros
deudores.
El
desarrollarse emocionalmente significa perfeccionarse por encima y más allá del
amor propio y de todos los intereses absorbentes a los cuales aquel da lugar.
Desarrollarse
emocionalmente significa pasar al estado en que se ama al prójimo.
Muy
típica de Pedro es la pregunta que le hace a Cristo:
"Señor,
¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que pecare contra mi?
¿Hasta
siete?''
Y
Jesús le responde:
"No
te digo hasta siete, más aún hasta setenta veces siete".
Luego
relata la siguiente parábola, dirigida a Pedro:
"Por lo cual, el reino de los cielos es
semejante a un hombre rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos.
Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno
que debía diez mil talentos.
Más a éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle,
y a su mujer e hijos con todo lo que tenían, y que se le pagare.
Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba
diciendo «Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagará todo».
El señor, movido a misericordia de aquel siervo,
le soltó y le perdonó la deuda.
Y saliendo, aquel siervo halló a uno de sus consiervos,
que le debía cien denarios; y trabando de él, le ahogaba diciendo:
«Págame lo que debes».
Entonces su consiervo, postrado a sus pies, le rogaba, diciendo: «Ten
paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo».
Más él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel
hasta que pagase la deuda.
Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se
entristecieron mucho, y viniendo declararon a su señor todo lo que había
pasado.
Entonces llamándole su señor, le dice:
«Siervo malvado, toda aquella deuda que te perdoné
porque me rogaste: ¿no te convenía también a ti tener misericordia de tu
consiervo como también yo tuve misericordia de ti?»
Entonces su señor, enojado, le entregó a los
verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
Así también hará con vosotros mi Padre celestial si
no perdonareis de vuestros corazones cada uno a su hermano sus ofensas (Mat. XVIII, 23-35.)
El
perdón tiene que venir del corazón.
El
perdón es emocional.
Cuando
el hombre siente amor por el Bien, no juzga en base al amor por la Verdad
únicamente.
El
hombre de la Verdad es áspero y taciturno.
Todo
lo ve lógicamente.
Y
la Verdad, cuando es escueta, a todos nos juzga y a todos nos condena.
LA
MISERICORDIA
Sólo
la misericordia puede encontrar el camino de salida, y esta misericordia tiene
que comenzar con el prójimo, tal como dice en el Padre Nuestro: "Perdona
nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores".
Pedro,
era un hombre emocionalmente violento.
Sus
emociones eran mecánicas.
Existe
una enorme diferencia entre el amor mecánico y el amor consciente.
En
la vida, la gente ama mecánicamente.
Con
gran facilidad puede este amor mecánico convertirse en odio, y así en una
negación.
Con
el amor consciente no ocurre semejante cosa.
Es
a través del amor mecánico que nos llegan todos nuestros sufrimientos; sólo el
amor consciente puede aliviarnos.
El
amor que Pedro sentía por Cristo trató de enseñarle a Pedro la naturaleza del
amor.
En
el pasaje que ahora vamos a transcribir, en el original griego se hace uso de
dos palabras diferentes para expresar dos clases de amor, el mecánico y el
consciente.
Pero
esta diferencia se ha perdido en la traducción, y la palabra "amor"
se usa para representar la expresión griega φιλεω y también άγαπαω.
Al
dirigirse a Pedro, Cristo utiliza dos veces la palabra φιλέω, que expresa amor consciente, pero
Pedro utiliza la palabra άγαπαω, que significa o expresa el amor mecánico.
Al
citar el pasaje de este incidente, voy a dar un énfasis mayor a esta diferencia
alternando la traducción:
"Jesús dijo a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Jonás, ¿me amas (conscientemente)
más que estos?»
Dícele: «Sí, Señor: tú sabes que te amo
(mecánicamente)».
Dícele: «Apacienta mis corderos».
Vuélvele a decir la segunda vez:
«.Simón, hijo de Jonás: ¿me amas
(conscientemente)?»
Respóndele: «Sí, Señor: tú sabes que te amo
(mecánicamente)».
Dícele: «Apacienta mis ovejas».
Dícele la tercera vez:
«Simón, hijo de Jonás: ¿me amas (mecánicamente)?»
Entristecido Pedro de que le dijese la tercera vez:
«¿Me amas (mecánicamente)?»,
Diícele: «Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes
que te amo (mecánicamente)».
Dícele Jesús: «Apacienta mis ovejas»." (Juan XXI, 15-17.)
Pedro
no podía entender lo que Cristo quería significar.
CAMINAR
SOBRE LAS AGUAS
Un
incidente anterior indica cómo Pedro caminó sobre las aguas y se hundió.
Esto
se describe en Mateo.
Los
discípulos estaban en la barca durante una tormenta y vieron a Jesús caminando
sobre las aguas y que marchaba hacia ellos, y tuvieron miedo.
"Más luego Jesús les habló diciendo:
«Confiad, yo soy; no tengáis miedo».
Entonces le respondió Pedro:
«Señor, sí tú eres, manda que yo vaya a ti sobre
las aguas».
Y él dijo: «.Ven».
Y descendiendo Pedro del barco, andaba sobre las
aguas para ir a Jesús.
Más viendo el viento fuerte, tuvo miedo; y comenzándose
a hundir, dio voces diciendo:
«Señor, sálvame».
Y luego Jesús, extendiendo la mano, trabó de él, y
le dice: «Oh hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»" (Mat. XIV, 27-31.)
En
su sentido más profundo, y no al pie de la letra, claro está que este pasaje
significa que Pedro tenía muy poca o ninguna fe.
El
origen de la fe radica en ver internamente la Verdad de algo, verlo
independientemente de cualquier corroboración que puedan proporcionar las
pruebas que nos presentan los sentidos.
Pedro
creía a través de la persona visible de Cristo y no por sí mismo.
La
enseñanza que le había dado Cristo no se había convertido aún en algo distinto
del Cristo visible y hacia quien sentía tan apasionada lealtad.
De
suerte que la enseñanza no había alcanzado aún en Pedro aquel nivel que se
llama fe en el hombre.
LA
FE
La
fe no es una creencia ciega, sino que es el resultado de haber visto por sí
mismo la Verdad de alguna cosa.
Y
la fe tampoco es creer por medio de los sentidos.
La
categoría de Verdad que poseía Pedro no era lo suficientemente fuerte como para
sostenerlo, pues no tenía su origen en si mismo, sino fuera de él, en la
persona de su Maestro.
De
esta suerte, semejante Verdad no tenía la categoría de la fe, no poseía la
suficiente fortaleza como para sostenerlo.
En
el lenguaje de las parábolas el agua significa cierta clase de Verdad; no
significa la Verdad en general, como tampoco la fuente de la Verdad.
Moisés
obtuvo agua de la roca.
El
agua es la Verdad con relación al hombre, en la forma en que representa la Verdad
o el conocimiento de sí mismo con respecto a la evolución interior o al
renacimiento.
Pero
en esta condición no es algo viviente, no es "agua viva".
La
fe es lo que da vida a tal
Verdad; mejor dicho, es el punto de partida de la fe cuando se abstrae de los sentidos y se construye a sí misma
en otro aspecto, en otra parte del hombre; y esta parte es distinta de aquella
que se encuentra bajo el gobierno de los limitados y externos instrumentos de
los sentidos.
En
Pedro, el conocimiento, la Verdad, se basaba en un lugar inapropiado.
No
entendía su significado pues siempre tenía la mirada fija en el Cristo externo,
el amado Cristo que percibía sus sentidos.
Y
cuando quiso asirse a esta clase de Verdad, fracasó.
Semejante
Verdad no pudo sostenerle salvo
por un momento, de suerte que se le dijo que no tenía fe.
No
comprendía todo el significado de la enseñanza que había recibido.
Esto,
el significado, le llegó más tarde.
Trató
de caminar apoyándose en esta Verdad, y hundiéndose, hubo de pedir auxilio a
Cristo.
El
mundo exterior poseía sobre él más poder que el mundo interior; o sea que el
significado externo tenía más poder que el interno.
Por
este motivo no le podía sostener.
Las
dificultades se presentaron inmediatamente; azotaron los vientos, se levantaron
las olas, perdió de vista la Verdad y comenzó a hundirse.
Y
todo esto significa que internamente
—o sea, en sí mismo— había mezclado la vida con la enseñanza de Cristo y
no las había separado.
Por
las flexibles transiciones que pertenecen a este profundo lenguaje de las
parábolas y a la luz de las observaciones de Cristo de que su enseñanza no es
de este mundo, podemos ver cómo Pedro no podía andar aún sobre la Verdad
correspondiente a la vida, aún habiendo recibido aquella categoría de Verdad
enseñada por el propio Cristo.
El
cambio en el desarrollo emocional de Pedro se demuestra en el incidente final
que le afectó después de la resurrección de Cristo.
Se
relata que Pedro dijo a los demás discípulos:
"A
pescar voy".
Algunos
de los otros discípulos fueron con él, pero no pescaron nada.
"Y venida la mañana.
Jesús se puso a la ribera; más los discípulos no
entendieron que era Jesús.
Y díjoles: «Mozos, ¿tenéis algo de comer?»
Respondiéronle: «No».
Y él les dice:
«Echad la red a mano derecha del barco y
hallaréis».
Entonces la echaron y no la podían en ninguna
manera sacar, por la multitud de los peces.
Entonces aquel discípulo al cual amaba Jesús, dijo
a Pedro:
«El Señor es».
Y Simón Pedro como oyó que era el Señor, ciñóse la
ropa porque estaba desnudo y echóse a la mar.
Y los otros discípulos vinieron con el barco
(porque no estaban lejos de la tierra sino como doscientos codos), trayendo la
red de peces.
Y como descendieron a tierra vieron ascuas puestas,
y un pez encima de ellas, y pan.
Díceles Jesús:
«Traed de los peces que cogisteis ahora».
Subió Simón Pedro y trajo la red a tierra, llena de
grandes peces, ciento cincuenta y tres, y siendo tantos, la red no se rompió.
Díceles Jesús:
«Venid, comed».
Y ninguno de los discípulos osaba preguntarle: «¿Tú
quién eres?» sabiendo que era el Señor.
Viene pues Jesús, y toma el pan, y les da; y
asimismo del pez." (Juan
XXI, 4-13.)
Son
muchas las ideas que contiene este incidente.
Tras
su forma externa yacen muchos significados.
Tomarlo
al pie de la letra es considerarlo sólo en un nivel.
¿Puede
alguien creer que pescaron justamente 153 peces?
¿Pueden
suponer que Pedro estaba totalmente desnudo y que luego se ciñó las ropas antes
de lanzarse al agua, y que esto hay que tomarlo al pie de la letra?
¿Por
qué razón registran los Evangelios una cosa tan trivial, un incidente tan
curioso?
Pedro
había negado a Cristo porque únicamente alimentaba una creencia; y así,
haciendo quedado desnudo en cuanto a fe, se le muestra desnudo.
La
"coraza de la fe" es aquella cubierta mental que permite a un hombre
pensar claramente más allá de los sentidos, y vivir sin ser afectado por los
acontecimientos del mundo y mantenerse firme en otra interpretación de la vida.
Pedro
no tenía esto, y estaba desnudo.
Pero
habiendo oído de boca de Juan que Cristo estaba presente, se ciñó las ropas de
la fe que había abandonado y se acercó nuevamente a Cristo.
PESCAR
HOMBRES
Pero
el verdadero sentido con relación a Pedro es que pudo nuevamente tener la
capacidad de "pescar hombres", una vez que hubo recibido ayuda.
En
las primeras enseñanzas griegas sobre la religión órfica existe una idea
similar del hombre, simbolizado por un pez que debe ser pescado y sacado fuera
del agua en que se encuentra.
Por
ejemplo, se presenta al sol pescando al hombre.
Tras
todas las formas religiosas, con todos sus vaivenes, siempre ha habido en él
mundo un amplio y bien nutrido río de conocimiento; siempre el mismo, siempre
tras semejante objetivo, o sea la vivificación interna del hombre, el
crecimiento íntimo, la evolución del hombre hacia un nivel superior dentro de
sí mismo.
Por
eso surgen ideas similares en períodos separados por mucho tiempo en la
historia; siempre surgen de la misma fuente.
Siglos
más tarde aparece el rey pescador
con la leyenda del Santo Grial que, se dice, fue la copa en la que José de
Arimatea recibió la sangre de Jesucristo.
RESPIRAR
POR MEDIO DE OTRO ORDEN DE VERDAD
Pescar
hombres del mar es elevarlos de su condición de siervos de la naturaleza y
conducirlos hasta que se den cuenta de que hay otro mundo más consciente que
éste, y en el cual tienen que aprender a respirar por medio de otro orden de
Verdad.
Pedro
se había, pues, convertido en un pescador de hombres.
Cumplió
con la predicción de Cristo: "Desde ahora pescarás hombres".
Maurice
Nicoll